BLOQUE DE LITERATURA
2º BACHILLERATO
1º TRIMESTRE
TEMA 13: LA CRISIS DE FIN DE SIGLO. MODERNISMO Y 98F
-EL ESPIRITU DE FIN DE SIGLO:
El panorama social en España era cada vez más desolador e inquietante. Ante esta situación, los intelectuales, la gran mayoría formados en la Institución Libre de Enseñanza, empiezan a hablar del «problema español». En este contexto, el año 1898 será el emblema que intelectuales y artistas esgrimirán como símbolo de la imposibilidad de cualquier conquista o avance en España. El que se conoció como «Desastre» de la pérdida de las colonias españolas (Filipinas y Cuba) —últimos testigos de una España esplendorosa e imperial— fue una buena muestra de la escasísima altura y responsabilidad de los políticos y buena parte de la sociedad, por lo que también fue el punto de arranque de una actitud de abandono y desconfianza por parte de personajes entre los que destacaron los intelectuales y artistas.
-LA GENERACIÓN DEL 98:
La generación del 981 es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social desencadenada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas en 1898. Todos los autores y grandes poetas englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1876.
Se inspiraron en la corriente crítica del canovismo denominada regeneracionismo y ofrecieron una visión artística en conjunto en La generación del 98. Clásicos y modernos.
Estos autores, a partir del denominado Grupo de los Tres (Baroja, Azorín y Maeztu), comenzaron a escribir en una vena juvenil hipercrítica e izquierdista que más tarde se orientará a una concepción tradicional de lo viejo y lo nuevo. Pronto, sin embargo, siguió la polémica: Pío Baroja y Ramiro de Maeztu negaron la existencia de tal generación, y más tarde Pedro Salinas la afirmó, tras minuciosos análisis, en sus cursos universitarios y en un breve artículo aparecido en Revista de Occidente (diciembre de 1935), siguiendo el concepto de «generación literaria» definido por el crítico literario alemán Julius Petersen; este artículo apareció luego en su Literatura española. Siglo XX (1949). José Ortega y Gasset distinguió dos generaciones en torno a las fechas de 1857 y 1872, una integrada por Ganivet y Unamuno y otra por los miembros más jóvenes. Su discípulo Julián Marías, utilizando el concepto de «generación histórica», y la fecha central de 1871, estableció que pertenecen a ella Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Carlos Arniches, Vicente Blasco Ibáñez, Gabriel y Galán, Manuel Gómez-Moreno, Miguel Asín Palacios, Serafín Álvarez Quintero, Pío Baroja, Azorín, Joaquín Álvarez Quintero, Ramiro de Maeztu, Manuel Machado, Antonio Machado y Francisco Villaespesa. No incluyó a mujeres, pero de hecho Carmen de Burgos «Colombine» (1867-1932), Consuelo Álvarez Pool «Violeta» (1867-1959) y Concha Espina (1869-1955) podrían pertenecer a ella, pues se encuentran en esa franja de fechas y sus características coinciden.2
La crítica al concepto de generación fue realizada inicialmente por Juan Ramón Jiménez en un curso dictado en la década de 1950 en la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras), y luego por un importante grupo de críticos que desde Federico de Onís, Ricardo Gullón, Allen W. Phillips, Ivan Schulman, y termina con las últimas aportaciones de José Carlos Mainer, Germán Gullón, entre otros. Todos ellos han puesto en duda la oposición del concepto de generación del 98 y de modernismo.
-EL MODERNISMO:
En la literatura en lengua española, el término modernismo denomina a un movimiento literario que se desarrolló entre los años 1880-1917, fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo literario y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica. Se conoce por modernismo a la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu, que se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión y la política. En ciertos aspectos su eco se percibe en movimientos y en corrientes posteriores. En las raíces del Modernismo hay un profundo desacuerdo con la civilización burguesa. En ciertos sentidos, se trata de una corriente heredera del Posromanticismo decimonónico, al que da una especie de salida, y en las demás artes esta estética se plasma en las formas del art nouveau (en Bélgica y Francia), Modern Style (en Inglaterra), Sezession (en Austria), Jugendstil (en Alemania y Países Nórdicos), Liberty (en Estados Unidos), Floreale (en Italia), y Modernismo artístico (en España e Hispanoamérica). Tradicionalmente, se ha asociado su comienzo a la publicación, en 1888, de Azul..., de Rubén Darío, a causa de la innegable repercusión del libro en la literatura de Hispanoamérica.[cita requerida]
El término modernismo designaba cierta corriente heterodoxa de renovación religiosa, y se aplicó en el campo de las artes a tendencias surgidas en los últimos veinte años del siglo XIX. Sus rasgos más comunes eran un marcado anticonformismo y un esfuerzo de renovación. En su origen el apodo de «modernistas» era utilizado con un matiz despectivo. Hacia 1890, Rubén Darío y otros autores asumen tal designación con insolente orgullo; a partir de entonces el término modernismo fue perdiendo valor peyorativo.
TEMA 14: LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA EN EL CAMBIO DE SIGLO
-LOS POETAS DEL FIN DE SIGLO:
El objeto de la investigación lo constituye la poesía que están publicando las mujeres poetas en las dos últimas décadas del siglo xx. Encontramos una búsqueda manifiesta de la expresión, así como el rechazo de roles históricamente instituidos por la ideología patriarcal. La reflexión sobre el lenguaje y su incapacidad para nombrar nuevos papeles propios de la sociedad contemporánea lleva a las poetas a la indagación y a la propuesta de posturas que revisan y subvierten la tradición con el fin de dar voz a nuevos sujetos poéticos que las representen. En esta indagación personal y metapoética, en la que coinciden gran número de escritoras, muy en particular las que se definen dentro de las líneas reivindicativas de los diferentes feminismos, no queda al margen el uso de las figuras retóricas ni la elección de formas métricas. Si bien predomina el verso libre, es muy significativa la revisión a la que es sometida la métrica canónica, en un intento de encontrar una voz personal que les permita expresarse sin restricciones de género. Palabras clave: Poesía, crítica literaria, métrica, retórica
-RÚBEN DARÍO:
Rubén Darío. (Metapa, República de Nicaragua, 18 de enero de 1867 - León, República de Nicaragua, 6 de febrero de 1916). Poeta, periodista y diplomático, está considerado como el máximo representante del modernismo literario en lengua española. Su nombre completo es Félix Rubén García Sarmiento. Su familia paterna era conocida como los Daríos, y por ello adopta apellidarse Darío. Cursa estudios elementales en León (Nicaragua). De formación humanística, es un lector y escritor precoz. En sus poemas juveniles, publicados en un periódico local, se muestra muy independiente y progresista, defendiendo la libertad, la justicia y la democracia. Con 14 años empieza su actividad periodística en varios periódicos nicaragüenses. A los 15 años viaja a El Salvador y es acogido bajo la protección del presidente de la república Rafael Zaldívar a instancias del poeta guatemalteco Joaquín Méndez Bonet, secretario del presidente. En esta época conoce al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa, bajo cuyos auspicios intentó por primera vez adaptar el verso alejandrino francés a la métrica castellana, rasgo distintivo tanto de la obra de Rubén Darío como de toda la poesía modernista.
De vuelta en Nicaragua, en 1883, se afinca en Managua donde colabora con diferentes periódicos, y en 1886, con 19 años, decide trasladarse a Chile, en donde pasa tres años trabajando como periodista y colaborando en diarios y revistas como «La Época» y «La Libertad Electoral» (de Santiago) y «El Heraldo»(de Valparaíso). Aquí conoce a Pedro Balmaceda Toro, escritor e hijo del presidente del gobierno de Chile, quien le introduce en los principales círculos literarios, políticos y sociales del país, y le ayuda a publicar su primer libro de poemas «Abrojos» (1887) animándole a presentarse a varios certámenes literarios. En Chile amplía sus conocimientos literarios con lecturas que influyen mucho en su trayectoria poética como los románticos españoles y los poetas franceses del siglo XIX. En 1888 publica en Valparaíso el poemario «Azul», considerada como el punto de partida del Modernismo. Esta fama le permite obtener el puesto de corresponsal del diario «La Nación» de Buenos Aires. Entre 1889 y 1893 vive en varios países de Centroamérica ejerciendo como periodista mientras sigue escribiendo poemas. En 1892 marcha a Europa, y en Madrid, como miembro de la delegación diplomática de Nicaragua en los actos conmemorativos del Descubrimiento de América, conoce a numerosas personalidades de las letras y la política españolas y en París entra en contacto con los ambientes bohemios de la ciudad.
Entre 1893 y 1896 reside en Buenos Aires, y allí publica dos libros cruciales en su obra: «Los raros» y «Prosas profanas y otros poemas», que supuso la consagración definitiva del Modernismo literario en español. El periódico argentino «La Nación» le envía como corresponsal a España en 1896, y sus crónicas terminarían recopilándose en un libro, que apareció en 1901, titulado «España Contemporánea. Crónicas y retratos literarios». En España, el autor despierta la admiración de un grupo de jóvenes poetas defensores del Modernismo como Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle-Inclán y Jacinto Benavente. En 1902, en París, conoce a un joven poeta español, Antonio Machado, declarado admirador de su obra. En 1903 es nombrado cónsul de Nicaragua en París. En 1905 se desplaza a España como miembro de una comisión nombrada por el gobierno nicaragüense, con el fin de resolver una disputa territorial con Honduras, y ese año publica el tercero de los libros capitales de su obra poética: «Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas», editado por Juan Ramón Jiménez.
En 1906 participa, como secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Río de Janeiro. Poco después es nombrado ministro residente en Madrid del gobierno nicaragüense de José Santos Zelaya hasta febrero de 1909. Entre 1910 y 1913 pasa por varios países de América Latina y en estos años redacta su autobiografía, que aparece publicada en la revista «Caras y caretas» con el título «La vida de Rubén Darío escrita por él mismo», y la obra «Historia de mis libros», esencial para el conocimiento de su evolución literaria.En 1914 se instala en Barcelona, donde publica su última obra poética de importancia, «Canto a la Argentina y otros poemas». Al estallar la Primera Guerra Mundial viaja a América y, tras una breve estancia en Guatemala, regresa definitivamente a León (Nicaragua), donde fallece.
-ANTONIO MACHADO:
Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 26 de julio de 1875-Colliure, 22 de febrero de 1939) fue un poeta español, el más joven representante de la generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista (como la de su hermano Manuel), evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral. Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía».1 Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio en la agonía de la Segunda República Española
TEMA 15: LA NOVELA DE FIN DE SIGLO
-LA NOVELA DE FIN DE SIGLO:
Un estudio justamente famoso reaparece ahora, en su cuarta edición revisada y ampliada, que incluye también las vicisitudes de nuestra novelística hasta la primavera de 1996. Entre numerosos estudios dedicados a la novela de posguerra, el de José María Martínez Cachero se singulariza por su enforque histórico y críticos, que documenta veraz y completamente la marcha del género a lo largo de sesenta años. Un amplio número de lectores ha apreciado ya el trabajo de Martínez Cachero, su enorme aportación de datos y la ponderación de criterio. Al extenderse ahora a una época muy reciente, escasamente estudiada con el debido rigor, su utilidad se multiplica: es, sin duda, un libro indispensable para el lector y el estudioso de nuestra novela contemporánea.José María Martínez Cachero ha dedicado buena parte de su trabajo como historiador y crítico de la literatura española al estudio de la narrativa del presente siglo, muestra de lo cual son publicaciones como Novelistas españoles de hoy, Las novelas de Azorín, El novelista Juan Goytisolo, los balances contenidos en El año literario español 1974 y 1975 (Editorial Castalia), y El cuento español Contemporáneo (Clásicos Castalia, núm. 203).
-JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN:
Tomó posesión el 26 de octubre de 1924 con el discurso titulado Una hora de España. (Entre 1560 y 1590). Le respondió, en nombre de la corporación, Gabriel Maura Gamazo. Articulista, novelista, ensayista y dramaturgo, José Martínez Ruiz, que comenzó a usar el seudónimo de Azorín en 1904, «es uno de los más originales escritores de la literatura española», a juicio de Miguel Ángel Lozano Marco, estudioso y antólogo de la obra del prolífico autor alicantino: «Es cierto que Azorín cultiva todos los géneros literarios, a excepción de la poesía en verso (aunque es uno de los principales poetas en prosa de nuestra lengua), pero también lo es que modifica esos géneros adecuándolos a su personal designio creador», escribe en el prólogo de la edición completa de sus novelas (Biblioteca Castro, 2011).En 2017, con motivo del cincuentenario de su muerte, se han organizado diversas actividades en recuerdo del autor de La voluntadyLas confesiones de un pequeño filósofo, destacado miembro —y último superviviente— de la generación del 98. Entre esas conmemoraciones figura el documental Azorín. La imagen y la palabra, presentado el 22 de marzo en Alicante.
-PÍO BAROJA:
Pío Baroja y Nessi (San Sebastián, 28 de diciembre de 1872-Madrid, 30 de octubre de 1956) fue un escritor español de la generación del 98. Baroja, que se doctoró en medicina, terminó abandonando dicha profesión en favor de la literatura, actividad en la que cultivó la novela y, en mucha menor medida, el teatro. Evolucionó ideológicamente desde las simpatías por el anarquismo de su juventud a alinearse con el bando sublevado durante la guerra civil, si bien nunca abandonó su anticlericalismo. Fue hermano de los escritores Carmen Baroja y Ricardo Baroja y tío del antropólogo Julio Caro Baroja y del director de cine y guionista Pío Caro Baroja.
-MIGUEL DE UNAMUNO:
Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936) fue un escritor y filósofo español perteneciente a la generación del 98. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios como novela, ensayo, teatro y poesía. Rector de la Universidad de Salamanca a lo largo de tres periodos, también fue diputado de las Cortes constituyentes de la Segunda República, de la que se fue distanciando hasta el punto de secundar la sublevación militar que dio inicio a la guerra civil, si bien terminó retractándose de este apoyo.
-RAMÓN M.ª DEL VALLE-INCLÁN:
Ramón María Valle Peña (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), también conocido como Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Valle-Inclán, fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente literaria denominada modernismo y se encuentra próximo, en sus últimas obras, a la generación del 98. Se le considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo xx. Novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista. Destacó en todos los géneros que cultivó y fue un modernista de primera hora que satirizó amargamente la sociedad española de su época. Estudió Derecho en Santiago de Compostela, pero interrumpió sus estudios para viajar a México, donde trabajó de periodista en El Correo Español y El Universal. A su regreso a Madrid llevó una vida literaria, adoptando una imagen que parece encarnar algunos de sus personajes. Actor de sí mismo, profesó un auténtico culto a la literatura, por la que sacrificó todo, llevando una vida bohemia de la que corrieron muchas anécdotas. Perdió un brazo durante una pelea. En 1916 visitó el frente francés de la I Guerra Mundial, y en 1922 volvió a viajar a México.
Respecto a su nombre público y literario, Ramón del Valle-Inclán es el que aparece en la mayoría de las publicaciones de sus obras, así como en los nombramientos y ceses de los cargos administrativos institucionales que tuvo en su vida. El nombre «Ramón José Simón Valle Peña» solo aparece en los documentos de la partida de bautismo y del acta de matrimonio. Como Ramón del Valle de la Peña solo firma en las primeras colaboraciones que realiza en su tiempo de estudiante universitario en Santiago de Compostela para Café con gotas. Semanario satírico ilustrado. Con el nombre de Ramón María del Valle-Inclán se le encuentra en algunas ediciones de ciertas obras su época modernista,nota 4 así como en un texto igualmente de su época modernista, que responde a una particular «autobiografía».nota 5 No solo él mismo toma a veces este nombre durante esta época literaria, sino que también Rubén Darío igualmente así le declama en la «Balada laudatoria que envía al Autor el Alto Poeta Rubén» (1912).nota 6 Por otra parte, tanto en la firma ológrafa que aparece en todos sus textos manuscritos, como en el membrete del papel timbrado que utiliza, solo indica Valle-Inclán, a secas.
TEMA 16: EL TEATRO DE FIN DE SIGLO
-EL TEATRO ANTERIOR A 1936:
Con respecto al contexto histórico de esta etapa nos encontramos con la crisis de la Restauración y de su sistema del turnismo, la dictadura de Miguel Primo de Rivera y, posteriormente, la instauración de la II República en 1931. Durante todo este periodo existe un dominio de la burguesía. Para poder entender el teatro de la época hay que tener en cuenta una serie de condicionantes. El condicionante comercial se refiere a que todos los teatros son locales privados gestionados por empresarios, por lo que las obras que se pondrán en escena serán aquellas que se considere que van a ser un éxito de público. El condicionante ideológico se produce porque el público que asiste a los teatros es burgués y, por consiguiente, en las obras no se planteará nada que vaya más allá de la capacidad de autocrítica burguesa. Finalmente, el condicionante estético implica una resistencia a las innovaciones. Teniendo en cuenta estos factores, la producción teatral se divide en dos grupos: el teatro que triunfa y que se representa y el teatro que innova y que difícilmente se va a representar.
Dentro del teatro que triunfa se enmarca la comedia burguesa, que presenta temas de actualidad con una leve crítica y una suave ironía de una forma elegante y distinguida. Su máximo representante es J. Benavente, nobel de literatura en 1922. Su obra El nido ajeno es su relación con la Generación del 98 y en ella narra la situación opresiva de una mujer casada. Resulta escandalosa y supone un fracaso para el dramaturgo por su importante carga crítica. Debido a ello, J. Benavente decide plegarse a los condicionantes ideológicos del teatro que triunfa y su obra teatral tendrá éxito con títulos como Lo cursi y La noche del sábado. Los intereses creados es su obra maestra y es un farsa en la que los personajes de la Comedia dell’Arte italiano dan una visión crítica de la sociedad burguesa. Esta crítica sí es aceptada debido a que la elección de los protagonistas produce un distanciamiento.
Las aportaciones al teatro de J. Benavente son su capacidad para hacer un teatro sin grandilocuencia, su conocimiento de la ciencia escénica y su fluidez en el diálogo. A pesar de todo, su teatro está anclado en su tiempo. Todavía en el teatro que triunfa, el teatro en verso tiene un origen modernista, pero acabará derivando en el drama histórico-romántico. Destacan El rey trovador de E. Marquina y La Lola se va a los puertos de los hermanos Machado. Por otro lado, el teatro cómico es un teatro costumbrista que recrea ambientes pintorescos y tipos populares con lenguaje castizo. En esta categoría está La señorita de Travelez deC. Arnices y La venganza de D. Mendo de P. Muñoz Seca, que pertenece al estilo de “astracón”, que basa su comicidad en situaciones disparatadas y diálogos absurdos. Respecto al teatro que no triunfa, la mayoría de sus obras se representarán mucho después de haberse escrito. Dos de sus máximos representantes son Valle-Inclán y Federico García Lorca.
La trayectoria de Valle-Inclán viaja del Modernismo al esperpento, siendo este último lo que le une con la Generación del 98. Su obra modernista es Comedias bárbaras, una trilogía en la que presenta una Galicia rural y atemporal con personajes arrastrados por grandes pasiones. Con Divinas palabras empieza esa evolución hacia el esperpento, un nuevo género teatral basado en la distorsión que busca la superación del dolor y de la risa. Este género mezcla lo trágico con lo grotesco y muestra la realidad más allá de las apariencias. Martes de carnaval, una obra compuesta por los títulos La hija del capitán, Las galas del difunto y Los cuernos de D. Friolera pertenece ya al género del esperpento. Luces de Bohemia es su obra maestra y es a través de la cual Valle-Inclán define este nuevo género teatral. Su protagonista es Max Estrella, un hombre ciego que recorre con D. Latino la ciudad de Madrid.
De Federico García Lorca y su trayectoria teatral hay que destacar La Barraca, su propia compañía de teatro fundada por él y que se encarga de llevar las obras clásicas a los pueblos y ciudades que se encontraban fuera del circuito teatral convencional. El tema de sus sobras es único, y es el enfrentamiento del individuo con el entorno. En todas sus obras se puede encontrar un individuo que encarna el amor, la libertad o la fantasía que choca contra un símbolo que representa la represión social que destruye al individuo. La producción teatral de Federico García Lorca es muy amplia y muy variada. De su teatro de marionetas destaca Títeres de cachiporra, y del drama histórico Mariana Pineda. Sus obras más conocidas son Bodas de sangre en verso, Yerma en verso y prosa y La casa de Bernarda Alba escrita sólo en prosa. De su teatro vanguardista hay que mencionar las obras Así pasen cinco años y El público.
-EL TEATRO COMERCIAL:
El teatro comercial es aquel que se rige por la búsqueda de salud económica, puesto en manos de empresarios privados y que tiene como condición sine qua non el éxito de público. Sin el público este teatro no existe. Sin el público ningún teatro existe.
No voy a entrar aquí en el uso de una categoría tan plana y vacía como la de público burgués. No hay, salvo excepciones de teatro de calle o grandes representaciones que tienen lugar con motivo de fiestas populares, un gran público teatral proletario -hecho que sí pretendían creadores como Brecht o Augusto Boal- en ninguna de las tres categorías que voy a analizar. El público teatral proviene de una clase media/alta -para entendernos-, a pesar de que nos gustase que fuese de otra manera. La culpa la podemos intuir en primer lugar en el precio elevado de las entradas, pero también en un alejamiento y ensimismamiento por parte de los teatreros que suelen enarbolar la bandera de la cultura con gran vacío y ligereza. Gran daño ha hecho la palabra cultura a la Cultura. Les recomiendo la lectura de este artículo del año 1984 –La cultura, ese invento del gobierno– de Rafael Sánchez Ferlosio,.
Por otro lado el teatro comercial es más proclive a irse de gira a provincias (irse de gira no es lo mismo que irse de festival), llevando el teatro a lugares sin programación teatral regular. Hecho curioso y que es no es baladí señalar. El teatro comercial cumple ahí una función clara extendiendo sus tentáculos por la geografía española.
Las fórmulas de programación del teatro comercial van encaminadas al común de los mortales, suelen contar con rostros conocidos que provienen del cine o televisión y, salvo excepciones, gran parte de sus obras son de corte cómico o melodramático, si se programan obras dramáticas, rara vez serán de autores españoles, serán, más bien, de franceses o ingleses. También es proclive a las adaptaciones de novelas o películas exitosas. Esto hace que -mayoritariamente- el teatro comercial pierda su poder subversivo y reflexivo pues puede en demasía la complacencia con el espectador: entretenimiento de digestión fácil. Teatro fast food.